“Me caga la lactancia, fin del comunicado.” Lo leí en uno de los grupos de mamás que existen y de manera automática di un like. Qué liberador poder expresarte así y decir lo que realmente sientes y piensas.
Entre los comentarios que seguían leí más oraciones de mamás valientes que no les importó generar polémica, había unos que decían: “Ya somos un chorro”, “cero amor/vínculo más bien odio/rencor”, “odié”. ¡Qué padre!, no pintar todo color rosa o azul y seguir reconociendo que hay situaciones muy difíciles en la maternidad y que no todas las vivimos igual.
Ya por aquí en alguna colaboración la mamá G nos platicó de su experiencia y cómo estuvo a punto de tirar la toalla, es uno de los temas más polémicos y en los que yo he encontrado opiniones tan diversas así como juiciosas y duras.
Me viene a la mente la historia de mi amiga María. Una señora muy “oportuna” la topó en el hospital donde nació su hija, la criticó porque llevaba una mamila con fórmula para alimentarla y le soltó un choro sobre los beneficios, la salud, el vínculo y la liga de la leche materna. Mi amiga, que puede ser un poco impulsiva, perdió la cordura (yo también lo habría hecho) y se defendió a gritos, para explicarle a la mamá liga de la leche que esa mamila era para su hija que nació de 6 meses de gestación y pesó un kilo 300 gramos, a la que no pudo conocer hasta cinco días después porque ella estuvo grave con la presión en el piso y a quien no pudo cargar hasta un mes después por las condiciones de la pequeña. Su hija pues, llevaba días en la incubadora y solo tomaba gotitas de fórmula. Para mí, esto es un claro ejemplo de que nadie absolutamente nadie puede opinar sobre la lactancia de la vecina, si no conoce las circunstancias.
Por cierto, hoy la hija de María tiene 6 años, es una niña muy sana, amada y tiene un vínculo con su mamá de esos que hasta dan envidia.
Nadie puede negar nunca los beneficios de la lactancia y la maravilla que es, una de esas cosas de la naturaleza que no dejan de sorprender, pero nadie tampoco debería de condenar a las mamás que no pueden o no quieren hacerlo (con o sin razón). Es claro que lo más importante es la salud del bebé y que reciba lo mejor, pero igual de importante es la salud de mamá, física o mental.
Cuando yo estaba teniendo problemas con la lactancia el pediatra me dijo algo que me dio paz. “No le va a servir de mucho si lo haces con angustia y desesperación, necesitas estar bien tú para que él lo esté, sí, ahorita lo más importante es que se alimente, tan importante como que su mamá esté tranquila”. Luz en el camino, apapacho necesario, calma muy necesaria para una mamá primeriza. Y el tiempo que duró cachorro y yo lo disfrutamos y agradecimos.
Como dice mamá G, “cada quien su chichi” o lo que es lo mismo; cada quien su maternidad. Mamás que le están agarrando la onda al asunto, las grandes productoras de leche, las que hasta pueden donar, de lactancia prolongada, libre demanda, las que no pudieron, las que decidieron sólo 6 meses o 1 mes, que dieron solo a uno de sus hijos, las que se dieron por vencidas unos días después, o las que nunca siquiera lo intentaron, todas ustedes están en lo correcto porque seguramente tomaron la decisión desde el mejor lugar posible y pensando en lo mejor para sus chiquillos, eso es lo más importante. Lo que digan los demás está de más.