Aprovechando uno de esos extraños ratos libres, me topé en Internet con esta frase: “Supervise las series de dibujos animados que ven. Compruebe si es usted capaz de ver un capítulo y en qué estado se encuentra después. Algunas generan estado de ansiedad”. Está un poco serio, pero recordé que es otra tarea anotada en la lista de asuntos de los que hay que estar pendientes.

Yo sé que es muy fácil prender la tele, dejarla encendida en el canal de “caris” y desafanarse (aunque sea tantito). Pero las cosas importantes no son fáciles. Y sí creo que hay que hacerse cargo de lo que ven desde que son minis.

Así como ejercicio, ¿Se han sentado a ver todos los dibujos animados que les gustan a sus chiquillos? ¿Y los que no?, hay unos para espantarse. Ya sé, me lo repito a diario, no los podemos aislar del mundo, pero podemos conocer lo que ven y decidir. ¡Vamos! También hay muchas cosas que pueden ver y con las que podemos estar tranquilas, tampoco es que todo tenga consecuencias negativas y efectos secundarios.

Por ejemplo, y me encanta mencionarla porque su nombre altera o emociona a las del gremio, ¡qué tal la polémica Peppa Pig! Tiene club de fans pero también fuertes opositores. Incluso salió un escandaloso artículo que citaba un supuesto estudio de Harvard de que verla podría hasta causar autismo y niños con problemas de inadaptación social, después se supo que era falso y Harvard no tiene ningún estudio al respecto. Y la verdad no creo que le importe mucho tenerlo. Y no es la primera cosa que se dice de la cerdita. Yo la he visto, muchas veces. No es la más didáctica, pero es “real”, muestra características de una “niña” de su edad. Entiendo que haya muchas mamás a las que no les guste, es mandona, un poco exagerada y también hay cosas fuera de lugar como molestar a papa cerdito por su gordura, pero en mi caso ha servido para que mi hijo comprenda cosas como por qué hay que hacer ejercicio y no comer tantas “chuches” (como él les llama). Y si me pregunta si puede ver Power Rangers o Peppa, ¿qué creen que elijo?.

Total, que como en la mayoría de este tipo de temas, decidir qué caricaturas son aceptables para nuestros hijos depende de cada quien. Para mí es esencial que no sea contenido violento o muy violento, reconozco que hay un par de series a las que terminé cediendo porque como no vive en una burbuja, un día simplemente se enteró de quiénes eran las Tortugas Ninja. Me encanta que las caricaturas que ve enseñen algo, o de pronto exalten cosas como la amistad, familia, respeto a la naturaleza o que chorreen amor. Y tener en cuenta que no por el hecho de ser caricaturas son aptas para niños. En casa están vetados los Simpson, el chavo del ocho (por ahora) y confieso que también Bob Esponja. No me gusta cómo se tratan y cómo se hablan. Tal vez un día lo supere, sé que hay peores.

Por cierto, acabamos de sufrir la terrible perdida del canal maravilloso para nuestros niños pequeños; Cbeebies. Eso sí es para hacer berrinche. Fue el primer canal con el que tuvo contacto mi crío. Y tenía una programación genial. Nuestros favoritos son Waybuloo y El jardín de los sueños. Ya están por ahí en la red los programas. El otro día por casualidad llegamos a la programación de 11 Niños. Fue una linda sorpresa y canal favorito en vacaciones.

En un análisis propio, compartido y leído de algunos especialistas, les dejo algunas de las caricaturas que parece sí están aprobadas para el público infantil en edad preescolar, porque es mi área de experiencia por ahora:

Jorge el curioso, Pocoyo, Peg+gato, Daniel tigre, La Doctora Juguetes, Max y Ruby, Clifford, Bubble Gupies, Storybots, Paw Patrol y hasta Blaze y los Monster Machines, en Netflix Beatbugs (encantador concepto), Furchester hotel y todo lo que salga de los creadores de Plaza Sésamo, como el recién estrenado y maravilloso Taller de Julie (ya le dimos dos vueltas a la única temporada). Hace poco descubrimos ZooMoo, un canal que vale la pena tener entre los consentidos y tiene una increíble aplicación que ya logró que mi menor se aprenda no sé cuántos animales y si nacen de “mamá o huevo”.

Ya que estamos en estas no puedo dejar de mencionar los programas musicales que nos ponen a bailar improvisadamente y a cantar mucho. Por ahí dicen que en mi casa vivimos en un musical. Mi favorito, porque ya no es el suyo: Junior Express con Topa y Los Rulos y todavía de vez en cuando Hi-5.

¡Claro! que los niños crecen y con ellos el tipo de cosas que les gustan. Pero por ahora le quito tantito estrés a mi vida no preocupándome por lo que sigue y ojalá mantenga el buen tino en mi control de calidad de caris.