Durante una ceremonia de la Iglesia Ortodoxa, un bebé de seis semanas que fue sumergido tres veces en agua bendita, lamentablemente perdió la vida, debido a un paro cardiaco.

Los hechos ocurrieron en una iglesia de Suceava, al noreste de Rumania y la noticia ha conmocionado al país europeo que incluso medios internacionales han retomado esta triste muerte, incluso a través de las redes sociales inició una petición para que la iglesia modifique este ritual religioso por lo peligroso que resulta.

“La muerte de un recién nacido a causa de esta práctica es una gran tragedia. Este riesgo hay que descartarlo para que triunfe la alegría del bautismo”, se puede leer en la petición que ya suma más de 56 mil firmas.

El bebé murió en el hospital el pasado lunes y la autopsia del menor reveló que había líquido en los pulmones del infante. Debido a las fuertes críticas que han recibido, Vasile Banescu, vocero de la Iglesia Ortodoxa anunció que los sacerdotes podrían verter un poco de agua en la frente de los recién nacidos para evitar una tragedia como esta. Sin embargo, el arzobispo Teodosia, líder del ala dura dentro de la Iglesia, aseguró que este ritual no cambiará.

Además la fiscalía abrió una carpeta de investigación por homicidio, en contra del sacerdote que ofició la ceremonia religiosa.

La ceremonia tradicional de la Iglesia Ortodoxa consiste en sumergir tres veces la cabeza del recién nacido en “agua bendita”. Aunque hay imágenes que presentan el ritual como algo sencillo ha habido ocasiones que los sacerdotes ejercen brutalidad. Incluso en 2019 se viralizó un bautizo que generó polémica en el mundo entero por lo violento que fue el encargado de la ceremonia.