Los cuentos son parte del crecimiento de cualquier niño y por supuesto, muchas veces aprenden lecciones a través de estas historias que se convierten en una guía para comenzar a leer y a vivir plenamente en el mundo.

El cuento que a continuación se relatará es uno de los más educativos y más conocidos, el cual enseña el valor de la perseverancia y el trabajo que se debe realizar a lo largo de tu vida para conseguir los objetivos que te lleven al éxito.

La liebre y la tortuga.

Esta es la historia de una libre muy vanidosa, este era uno de los defectos más notables en este animal, ya que casi siempre confirmaba que su velocidad lo era todo y de esta forma lograba humillar a la tortuga, quien nunca respondía.

-¡Hey, tortuga, no corras tanto! – decía la liebre, riendo por los pasos de la tortuga, los cuales eran pequeños y lentos.

Sin embargo, la tortuga decidió hacer una peligrosa apuesta a la liebre, quien no dudó en aceptar:

-Liebre, hagamos una carrera. Estoy segura que podré ganarte.

-¿Ganarme a mí?- preguntó burlonamente la liebre.

-Sí, sí, a ti -dijo la tortuga.-Pongamos las apuestas y veamos quién gana la carrera.

Esta apuesta llegó a oídos de todos los animales y todos confirmaron su asistencia a la carrera, muchos apostaron en contra de la tortuga.

El encargado de poner las reglas fue el búho, quien señaló el punto de partida y el final de la carrera. La tortuga y la liebre se colocaron en posición y se prepararon para salir.

La primera en salir de la meta fue la liebre y la tortuga se quedó muy atrás, caminando lentamente mientras que la liebre se perdió a la vista de todos los animales.

Pero cuando la liebre notó que había dejado muy atrás a la tortuga decidió detenerse y sentarse bajo un árbol frondoso y, así descansar del largo camino recorrido, pero sin pensarlo, se quedó dormida. Mientras eso sucedía bajo el árbol, la tortuga continuaba caminando, sin detenerse.

La tortuga estaba a tres pasos de llegar a la meta, cuando la liebre despertó y vio que estaba a punto de perder, así que salió corriendo sin detenerse, sin embargo, tardó lo suficiente para ver cómo el animal más lento cruzaba la meta y ganaba la carrera.

Desde ese día la liebre prometió no burlarse jamás de ninguno de los animales, ya que por su exceso de confianza y vanidad, perdió una carrera que le confirmó que su súper velocidad no lo hace invencible.

 

Esta historia es una de las muchas que existen en el mundo de los cuentos y enseña a nuestros hijos a no burlarse de otros, y a resaltar las cualidades de sus amigos y compañeros; ya que lo que puede ser una cualidad en algún punto se puede convertir en una debilidad y viceversa.

Siempre es necesario enseñarles a trabajar duro y constante por lo que se ama y se quiere tener en esta vida.

¿Cuál fue la lección que prendió la liebre en esta historia?