Desde hace mucho tiempo el castigo físico es parte de la relación que vamos desarrollando con nuestros hijos, sin tomar en cuenta que podría afectar su futuro. 

Debido a lo anterior un reciente estudio de la Universidad de Harvard, confirmó que el cerebro de los menores es afectado por los famosos “zapes” y gritos que reciben los niños.

El estudio destacó que los niños que sufrieron “maltrato” a manos de sus padres, tiene repercusiones en su cerebro, el cual funciona de manera atípica. 

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Las partes que resultan afectadas por estos golpes son la corteza prefrontal y el córtex del cinglo anterior, esta última es el área encargada de algunas funciones cognitivas y regulación emocional.

Estas consecuencias afectan el comportamiento emocional e intelectual de los niños que finalmente no logran un verdadero desarrollo.

Jorge Cuartas, miembro del Seed Lab de la Universidad de Harvard y quien realizó este estudio junto a Katie McLaughlin, determinaron que el castigo físico a largo plazo, deja serias secuelas que afectan el desempeño académico de los niños, problemas psicológicos, consumen sustancias nocivas a temprana edad y un daño irreversible en la autoestima.

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“Tres de cada cuatro niños en los países en desarrollo, menores de cinco años, reciben castigo físico. La abolición del castigo físico es un indicador de progreso. Creo que el cambio viene, y eso es lo que estamos haciendo desde acá”, confirmó.

La investigación fue realizada con más de 7 mil niños colombianos que fueron agredidos físicamente y que presentaron mayores problemas de agresividad y un errado comportamiento social.

Cabe resaltar que aunque esta investigación fue publicada en 2019, ha llamado la atención, ya que han encontrado diferencias entre niños que reciben “zapes” y niños que no reciben ningún tipo de maltrato, solo límites, confirmando que tienen severas consecuencias a largo plazo.

Cuartas ha pedido ver la violencia que actualmente se vive Colombia y aparentemente son el resultado de una educación que ha repercutido en cientos de individuos que fueron maltratados en su niñez, confirmando que no todos “salen bien”.

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Con información de gse.harvard.edu