Si se necesita una aldea para criar a un niño, se necesita un país pequeño para amamantar a uno. Un equipo de personas completamente comprensivas, presentes para guiarte y proporcionarte la información adecuada, es esencial cuando amamantas. Así que no te confundas, hay personas que cambiarán tu vida cuando lo hagas y harán de esta experiencia lo hermoso de debe ser.

La lactancia materna no siempre es “fácil” para sentirse “natural”. A veces se necesitan muchos consejos y apoyo de muchas fuentes para pasar ese primer mes de la lactancia. Entonces, con eso en mente, estas son algunas de las personas que cambian tu vida cuando tratas de alimentar a otro ser humano con tu propio cuerpo:

Tu enfermera de hospital:
Sabemos que por ejemplo en los hospitales del seguro pueden ser muy groseras, pero no te apenes de hacerles todas las preguntas que tengas. Cuando estás llena de dudas, ellas pueden (y deberían) ser alentadoras y darte algunos tips básicos para empezar tu viaje.

Una asesora de lactancia:
Si no abandonas el hospital con confianza en tus habilidades para amamantar, una buena asesora de lactancia puede ayudarte. Ya sea que estés enfrentando un problema de suministro, problemas de bloqueo o simplemente ansiedad por la lactancia, las consultoras de lactancia realmente pueden marcar una gran diferencia en este proceso.

Tu mamá:
Tu madre puede convertirse en una confidente y una fuente de empoderamiento. No solo tiene una gran cantidad de conocimientos y consejos, por cortesía de sus propias experiencias, sino que también posee un gran hombro para llorar cuando lo necesites.

Amigas:
De preferencia que ya sean mamás, ya que tener otras madres con las que intercambiar historias es un cambio de vida. Todas pasamos por diferentes embarazos, trabajo de parto y partos, pero a menudo podemos encontrar un terreno común y, con ello, una fuente de solidaridad.

Tu compañero:
Puede que no lo parezca, pero uno de los mejores recursos disponibles para ti y mientras trabajas para descubrir cómo amamantar, es tu pareja. Puede sentarse contigo, confortarte y alentarte, traerte almohadas y bocadillos, y simplemente escucharte cuando necesites desahogarte. Y si bien es posible que no comprendan completamente lo que pasa, los mejores son empáticos y solidarios.

Nunca subestimes el poder de alguien que está a tu lado cuando tu viaje de amamantamiento toma un giro hacia la frustración.