A veces, un día pesado con tu hijo puede ocasionar que rompas la rutina para antes de llevarlo a la cama. Eso incluye a veces olvidar lavarle o decirle que lave sus dientes… ¿Pero es muy malo no hacerlo si es muy pequeño? ¿Las caries los atacan como a los adultos?

“Los niños pequeños tienen un mayor riesgo de desarrollar caries que en cualquier otra etapa de desarrollo”, señala el Dr. Manuel A. Cordero, médico de cirugía dental y presidente de la Academia de Odontología General de Nueva Jersey. “Debido a su rápido crecimiento, necesitan alimentarse y beber con frecuencia para satisfacer sus necesidades nutricionales y aprender buenos hábitos de higiene oral”.

Cordero apunta, sin embargo, que incluso los bebés pueden sufrir caries en los dientes. Básicamente, “si un niño tiene un diente, ese diente puede tener una cavidad”.

Pero ¿qué pasa con la idea de que “los dientes de leche se caen de todos modos, entonces, ¿cuál es el problema?” No es así, dice Cordero, quien agrega que la caries dental puede ocasionar problemas en el futuro, como infección, que en algunos casos puede causar daño al diente adulto que crece directamente detrás si no se trata.

“Los dientes de leche son extremadamente importantes para la salud y el desarrollo general del niño. Juegan un papel crítico en el desarrollo del habla y la autoestima a medida que el niño se vuelve socialmente interactivo. Los dientes de leche no son desechables, son las ruedas de entrenamiento de hábitos saludables para toda la vida”.

De acuerdo con la Asociación Dental Americana, es importante pensar en los dientes de leche como un lugar para los dientes permanentes. “Cuando un diente de bebé se pierde demasiado pronto, los dientes permanentes pueden desplazarse hacia el espacio vacío y dificultar que otros dientes adultos encuentren espacio cuando entran”, señaló el sitio web. “Esto puede hacer que los dientes se tuerzan o se amontonen”.

Cordero dice que también es importante tener en cuenta que los dientes de leche no son tan fuertes como los dientes de un adulto como resultado de un esmalte más delgado. Eso significa que cuando ves una pequeña cavidad en un diente de bebé, es una cavidad mucho más grande de lo que sería en un diente permanente. “Los padres deben contactar al dentista de su hijo de inmediato si ven signos de decoloración o una caries”, dice Cordero.

“La Academia de Odontología General recomienda programar dos visitas dentales cada año comenzando una vez que se desarrolla el primer diente o en el primer cumpleaños del niño”, dice Cordero. “El dentista del niño puede ayudar a determinar si éste tiene un riesgo bajo, moderado o alto de caries y puede ayudarlo a decidir sobre las mejores prácticas de higiene bucal que se adapten a sus necesidades”.

Cordero dice que los padres también pueden ayudar a prevenir las caries al limitar los alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, así como a eliminar los hábitos de descomposición dental, como permitir que tu hijo se acueste con un biberón con cualquier cosa que no sea agua. La succión del pulgar o chupón también debe ser limitada, dice Cordero.

Asegúrate de vigilar los dientes haciéndolo un evento familiar y anima a los niños pequeños a lavarse los dientes estableciendo una rutina regular dos veces al día. “La fórmula del éxito requiere una interacción cercana entre el dentista y los padres para que el bebé comience con la higiene oral y nutricional necesaria para evitar un proceso de enfermedad muy prevalente, pero prevenible, que es la cavidad dental”, dice Cordero.