¿Tienes un hijo que cada vez que debe ser vacunado o ve agujas entra en pánico? ¡Te tenemos buenas noticias! Investigadores de la Universidad de York en Canadá podrían haber encontrado una solución para los niños que tienen miedo a las agujas.

Según Science Daily, la autora principal del estudio fue la Dra. Rebecca Pillai Riddell, que dirige el Laboratorio Oportunidades para Entender el dolor Infantil (OUCH) de la universidad, y que ha estudiado a 548 niños durante más de una década para comprender mejor sus respuestas al dolor durante las vacunaciones infantiles. El último estudio, dirigido por Lauren Campbell, estudió específicamente la predicción de diferentes factores que podrían influir en la cantidad de dolor que sintió un niño durante y después de la vacunación, y en octubre, los hallazgos se publicaron en Pain, la revista de la Asociación Internacional de el estudio del dolor.

Lo que descubrieron fue que los niños con mejores habilidades de afrontamiento en momentos de estrés experimentaban menos dolor en general, pero que los padres necesitaban alentar esas habilidades antes y durante la toma. Los niños que sentían menos dolor, por ejemplo, eran los que tenían padres allí para “[participar] en comportamientos que fomentan el enfrentamiento, como alentar a un niño a respirar profundamente”, mientras que otros ofrecían un teléfono o iPad como una distracción o platicaban con ellos sobre algo positivo, como lo que harían después de la cita.

Pero lo que probablemente sea tan importante como lo que hacen los padres antes y durante las citas de vacunación es cómo actúan. El comportamiento de los padres durante las citas médicas tuvo un gran efecto en la experiencia del dolor del niño, tanto en el momento como en futuras vacunas. Como explicó el Dr. Pillai Riddell a CBC News, “cómo reaccionaron [a los 12 meses], podemos predecir años con anticipación, parte de cómo lo harán después de una aguja cuando son preescolares”. En otras palabras, muchas veces los temores de nuestros hijos, se derivan de nuestro nerviosismo.

¿Otro error bienintencionado y común? Usar involuntariamente comportamientos que “promueven la angustia” en un intento de aliviar los temores de tu hijo. A menudo tratamos de tranquilizar a nuestros hijos diciéndoles “está bien” o “no te preocupes”, con la esperanza de que sientan menos miedo y tratamos de ser cariñosos y comprensivos. Pero muchas veces, esta reiterada afirmación simplemente parece reforzar la propia ansiedad de los padres; el niño podría pensar: “Mamá me repite que estaré bien, lo que significa que probablemente debería estar preocupado”.

Los padres nerviosos también querrán evitar acumular empatía durante situaciones potencialmente dolorosas. Si bien podría parecer que sería útil decir cosas como “Lamento tanto que tengas miedo” o “Me gustaría saber inyectarte”, los investigadores descubrieron que esos comentarios solo hacían que los niños tuvieran más miedo y que toda la experiencia fue mucho más miserable.

Entonces, ¿qué pueden hacer los padres nerviosos para ayudar a sus hijos aún más nerviosos cuando deber ponerse una inyección? Pillai Riddell sugiere que los padres sean honestos y realistas: “sí, la aguja puede doler un poco, pero se terminará muy rápido y luego te daré una paleta/estampa/helado/ir al parque/lo que sea”.

Al prepararse para la inyección, los padres deben “[abrazar] al niño” para mayor comodidad (y seguridad), pero más que nada, lo más importante que los padres pueden hacer es encontrar la manera de proyectar calma y confianza. Eso podría ser más fácil decirlo que hacerlo, pero como Pillai Riddell notó “los niños, especialmente los pequeños, se dan cuenta de la angustia [parental] y eso los angustia más”.

La Dra. Anna Taddio, investigadora del dolor en el Hospital for Sick Children en Toronto, Canadá, también ha desarrollado algunas técnicas útiles para reducir el dolor de inmunización en los niños. ¿Los consejos de Taddio? Primero, prepárate. Habla con el médico con anticipación sobre tu deseo de minimizar el dolor tanto como sea posible.

En niños de 4 años o más, Taddio dice que hables sobre lo que va a suceder, no le mientas sobre  los hechos. Eso podría significar decir cosas como: “el médico usará una aguja para administrarte una vacuna en el brazo y podrás sentir como un pequeño pellizco” y “el medicamento que recibas te protegerá para que no te enfermes”. También ayuda hacerles saber lo que harás para que sea más fácil: “vamos a jugar un juego para que no notes mucho la aguja”.

Las agujas son un miedo común en la niñez, pero dada la importancia de la vacunación, cualquier cosa que pueda aliviar el miedo y la ansiedad que rodea a las agujas es realmente valiosa. Así que cuando lleves a tus hijos al médico, recuerda ir preparada: quizá un celular o tablet con algunas caricaturas, la promesa de un helado post-vacuna contra la gripe y tu mejor sonrisa confortante.