A pesar de todos los aspectos positivos de la lactancia, hay algunas cosas acerca de ésta que pueden ser bastante molestas… como esas pequeñas fugas de leche. No hay nada peor que salir con la familia y darte cuenta de que tienes dos manchas en la blusa justo en la zona de los senos. Por suerte, estas fugas no duran para siempre y aprender a controlarlas puede darte una ventaja sobre el proceso natural de cómo tu cuerpo regula tu suministro de leche.

Antes de que puedas aprender a detener estas fugas de leche, debes saber por qué sucede en primer lugar. Según La Liga de la Leche, la filtración es más común durante los primeros meses de amamantar mientras tu suministro se regula.

Puede ser frustrante hacer frente a que estas fugas de leche sucedan en momentos aleatorios, pero la buena noticia es que estas filtraciones mejoran con el tiempo. Aquí hay algunos consejos sobre cómo minimizar las fugas desde el principio, para regular tu suministro y hacer el período de fugas de tiempo lo más corto posible.

1 No te desesperes
Como escribimos, la fuga debe mejorar con el tiempo. Los primeros meses son a menudo los peores, porque tu abastecimiento de leche todavía se está equilibrando. La mayoría de las mujeres notan una disminución dramática en las fugas después de las primeras semanas o meses posparto. Del mismo modo, con los siguientes hijos, probablemente ni siquiera las tengas o sean muy pocas.

2 Da pecho regularmente
Las fugas de leche también pueden deberse a los senos excesivamente llenos, ya que no se están alimentando lo suficiente o se saltan las sesiones. Para evitar esto, amamanta con tanta frecuencia como sea posible o utiliza tu sacaleche antes de que la fuga se convierta en un problema.

3 Usa protectores  de lactancia
Para evitar fugas a través de tu sostén y en tu camisa, invierte en algunas almohadillas, pads o protectores de lactancia. Puedes comprar tanto desechables como lavables, ambos funcionan bastante bien.

4 Añade algo de presión
Puedes aplicar cierta presión a sus pechos cuando notes fugas indeseadas. Puedes hacerlo sutilmente simplemente cruzando los brazos o usando tus manos para aplicar presión hasta que sientas que la leche dejó de salir.

5 Prepárate
Los peores momentos (y más vergonzosos) son cuando no estás preparada para la fuga. Siempre carga algunas almohadillas de enfermería e incluso un sostén de repuesto o camisa, así te sentirás más segura en lo que tu cuerpo se acostumbra a la leche.