Para algunos el verano pasó lento… para otros muy rápido… la cosa es que estamos a menos de una semana del “feliz regreso clases” y con ello las prisas, las compras de último momento, los útiles y los gastos inesperados. También llega el típico momento donde un día antes, el domingo en la noche escuchas: “¡mamá ya no me queda el sweater y los zapatos del uniforme!”. Ay, eso sí que te pone de malas.
En fin, todo esto es parte de la crisis que se avecina con el nuevo año escolar y todos los nervios son normales. El problema llega cuando tu hija o tu hijo te confiesa llorando un día antes que: ¡no quiere ir a la escuela! Y te confiesa llorando que tiene pánico de encontrarse con esos compañeros que lo atemorizaron un año anterior o simplemente es una escuela nueva y teme no ser aceptado.
¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¡¡Cómo no supe antes!! Bueno, lo peor que puedes hacer es entrar en pánico y llorar con él o con ella. Para ello, requieres estar preparada para ese momento y guardar la calma, pues recuerda que tú eres su seguridad y su apoyo. Por ello te cuento una breve historia que le sucedió a Mariana:
Se habían mudado de cuidad. Entre el cambio, la mudanza y lo nuevo, nadie se acordó de la escuela en ese maravilloso verano. Justo un día antes de entrar a la escuela Julio de siete años se soltó llorando, aterrorizado en la cama y nadie sabía que pasaba, además tenían prisa por dormirse temprano. Julio no quería hablar y sólo lloraba viendo su uniforme colgado y listo con los zapatos nuevos debajo, para ir al día siguiente a la escuela. Mariana y su esposo Ramón estaban a punto de entrar en crisis cuando Regina, su hija mayor, les dijo: “Julio no quiere ir a la escuela porque en la otra lo molestaban”. ¿Cómo, bullying? Jamás lo imaginaron. Antes de decir una palabra, pidieron un momento a solas para hablar entre los padres y ver cómo enfrentar este momento.
Regresaron con calma a la recamara de Julio, que seguía llorando a mares con sus hermanos tratando de consolarlo. Ramón, lo abrazó muy fuerte y Mariana acariciaba sus pies. Ambos decidieron que lo mejor era dejar que Julio se desahogara y esperar a que la crisis pasara. Así lloró por media hora y ellos callados y sólo dando su espacio y su cariño.
Cuando se calmó, Mariana lo tomó por los hombros y le dijo: “Te escuchamos y aquí estamos, puedes confiar en nosotros”. Julio explicó como un día el año pasado, dos niños le cobraron cuota para entrar al baño y él se hizo pipi en su ropa, afuera del baño, porque no tenía dinero para pagar. En ese momento Mariana recordó ese día en que Julio había llegado muy triste por haber tenido un “accidente”. Jamás cruzó por su mente que lo hubieran bulleado y humillado de esta manera. Sin llorar, ni alterarse ambos padres prometieron a Julio acompañarlo a la escuela y esperarlo en punto a la salida. Le aseguraron que todo estaría bien. Le contaron un cuento hasta que se durmió. Juntos llegaron a la escuela nueva y lo acompañaron hasta la puerta, de igual manera lo recogieron a tiempo a la salida. Como familia encontraron seguridad y apoyo para Julio y así nada malo pasó. Julio enfrentó su miedo y pasó los días hasta recuperar su confianza y amor por la escuela.
Como en la historia, hay algunos tips que te comparto para enfrentar este primer día de clases:
- Preparen los uniformes, lunch y desayuno un día antes.
- Empieza tu día 10 minutos antes. Postergar la hora de levantarse te cobra una factura muy cara pues al haber prisa, lo más seguro es entrar en enojos y pleitos.
- Por música suave y agradable.
- Sal a tiempo, para llegar puntuales, calcula 10 minutos más de lo habitual, pues ese primer día suele haber más tráfico de lo normal. De igual manera recoge a tiempo a tus hijos, esto les da seguridad y confianza.
- Inventa un gesto, seña, saludo, apretón de manos o algo que simbolice “ten un día maravilloso”. Así tus hijos sabrán que este ritual es para bendecir su día.
- Si te cuenta que tiene miedo, deja que hable, no te impacientes y escucha.
- Preséntate con la maestra/maestro la primera semana y hazle saber que cuenta con tu apoyo, así tu hijo será reconocido como un alumno con apoyo.
Te aseguro que con estos pasos se hará una linda rutina escolar desde el primer día, donde desde casa, salgan con ánimo y alegría para empezar cada día. Recuerda que la “impronta”, la huella que hace la mente sobre una situación se vuelve el primer pensamiento de la mente, así si el primer día es una crisis, cada día habrá un temor de que se repita lo mismo cada día del ciclo escolar.
¡Es un nuevo comienzo, aprovéchalo!