Una gran participación de los padres en el cuidado de sus hijos está relacionada con una menor probabilidad de que éstos lleguen a ser obesos a los 4 años y aumenta las posibilidades de que después, los pequeños tengan una buena condición física, según sugieren nuevos datos.

Michelle S. Wong, una doctorante en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, y sus colegas analizaron a un grupo representativo nacional de unos 10 mil 700 niños nacidos en 2001 en los Estados Unidos hasta el primer grado.

Según los investigadores, cuando los papás ayudaban más a menudo con tareas como vestirse, cepillarse los dientes y bañarse y actividades físicas sus hijos eran 33% menos propensos a convertirse en obesos de 2 a 4 años. Y un aumento de un nivel en la frecuencia con que los padres llevaban a sus hijos a pasear o jugar estaba relacionado con una disminución del 30% en la obesidad y un 20% en la práctica de deportes de los 5 a los 10 años.

Todos los padres en el estudio, vivían en casa con sus hijos, pero no eran los principales cuidadores, sino que trabajaban un promedio de 46 horas a la semana, mientras que las madres trabajaban un promedio de 18 horas.

Los investigadores señalan que la mayoría de los estudios sobre obesidad suelen dirigirse a la madre y estos nuevos hallazgos sugieren que la creciente participación de los padres en la atención pediátrica podría beneficiar aún más al niño.

Investigaciones anteriores han señalado que la participación de los padres en actividades de cuidado infantil se ha triplicado desde 1965 hasta 2011. Lo cual presenta grandes beneficios para todo el núcleo familiar.

“Hay una creciente evidencia de la importancia de la participación de los padres en la crianza de los niños en otras áreas de su desarrollo y nuestro estudio sugiere que puede haber beneficios para la salud infantil también”, dijo Wong en un comunicado de prensa.

Entre las limitaciones del estudio se encuentra que la participación en el cuidado y la influencia en la toma de decisiones fueron reportadas sólo por los padres y no hubo ninguna validación externa. Además, incluía sólo hogares con dos padres, por lo que no está claro si los resultados serían los mismos en los hogares monoparentales.