De acuerdo al doctor en Psicología Luciano Montero, el que un niño diga malas palabras no es ninguna novedad durante sus primeros años, ya que están desarrollando su lenguaje y uno de los factores que los alienta a decir estas groserías porque provocan risa, otorgándoles una sensación de poder.

Los más pequeños las utilizan para mostrar sus sentimientos, generalmente de enfado o simplemente una forma de desahogar sus berrinches. Ante esto, lo que puedes hacer como padre es enseñarles otros modos para expresar su sentir; cabe resaltar que no es necesario escandalizarse por alguna mala expresión a esta edad.

A los 3 ó 4 años estas expresiones desaparecen o disminuyen notablemente. Pero a una edad más grande como a los 7 ó 10 años, tanto las niñas como los niños comienzan a socializar con sus iguales, aunque su primer circulo es su familia, también tendrán la necesidad de integrarse con sus compañeros, por lo que puede que empieces a escuchar malas palabras en algunas ocasiones.

Pero en caso de que este tipo de palabras se excedan, es necesario como padres actuar ante su comportamiento y servirles de guía en este proceso, por supuesto será en un tono tranquilo y sin mostrar enojo, porque entonces nuestros hijos no nos tomarán en serio.

  • No escandalizarse.- Debes tomarlo con calma, usa un poco tu humor para hacerles saber que esperas que sea una excepción y no algo que repetirá constantemente.
  • Castigo.- El consejo anterior era en caso de que las groserías fueran ocasionales, pero si el niño vuelve a repetir este tipo de expresiones, será necesario aplicar un correctivo, en palabras del experto, asegura que en cuanto el niño diga de nuevo las malas palabras los hagamos ir a un lugar neutral, nunca a su habitación, un espacio que este relacionado con el aseo y pulcritud del lenguaje, de una manera simbólica y hacerlos permanecer durante 10 minutos para que reflexionen sobre lo que han dicho.
  • Otra alternativa.- Es averiguar porque ha comenzado a utilizar este tipo de lenguaje, probablemente sea influencia de sus amigos, así que será necesario conversar con él y hacerle saber que por qué ellos utilicen ese tipo de lenguaje no los hace ser ni verse mejor, en realidad es todo lo contrario; restringirles las salidas con sus amigos podrá provocar efectos secundarios, como comenzar a mentir.

Por supuesto que cada niño es diferente y estos son algunos ejemplos de lo qué podemos hacer para que nuestros hijos no crezcan comunicándose a través de las malas palabras.