Definitivamente una de las consecuencias que ha traído padecer COVID-19 han sido los efectos posteriores como el cambio en el olfato, mejor conocido como parosmia y que está afectando a los menores también.

Un nuevo estudio, realizado por científicos de la Universidad de Anglia Oriental en el Reino Unido así como expertos de la entidad benéfica Fifth Sense, han encontrado que actualmente hay más niños que se ven afectados por la parosmia.

Lamentablemente sus padres podrían confundir esta afectación por capricho al no querer comer ciertos alimentos tras contraer COVID-19. Incluso pueden llegar a cambiar sus hábitos alimenticios, dejando de comer lo que antes tanto les gustaba.

Por su parte, el profesor de rinología y olfatología de la Universidad de Anglia Oriental, Carl Philpott, indicó que en el Reino Unido unos 250 mil adultos han sufrido parosmia a causa de la COVID-19, sin embargo, en los últimos meses, los médicos han empezado a encontrar casos en niños.

“Es algo que hasta ahora no ha sido realmente reconocido por los profesionales médicos, que solo piensan que los niños comen mal sin percatarse del problema subyacente”, contó Philpott.

Lo más importante para los expertos es que los padres pongan atención en cuanto se presenten cambios en los gustos de sus hijos, lo que podría ayudar es hacer una lista de los productos que provocan olores desagradables o que les sepan mal.

Philpott recomienda ofrecer a los menores diferentes tipos de comida con sabores menos pronunciados, como la pasta, bananas o queso tierno, y así determinar qué es lo que pueden comer y lo que les puede gustar, además de someterlos a un entrenamiento olfativo para recuperar el sentido que consiste en oler fragancias diferentes como eucalipto, limón, rosa, canela, chocolate, café o lavanda, varias veces al día durante varios meses.