Todo el mundo conoce a este niño: no come nada más que salchichas y galletas; y hace dramas con sólo ver brócoli. Pero si algo de esto te suena familiar, no te preocupes. Tu comilón exigente va a estar bien. Un estudio reciente determinó que los comedores quisquillosos generalmente crecen para tener un peso saludable, independientemente de si pasan por períodos de flacidez.

El estudio, conducido por la Dra. Caroline Taylor y la Dra. Pauline Emmet de la Universidad de Bristol, analizó a 1,200 niños entre las edades de siete y 17, 300 de los cuales fueron etiquetados como niños pequeños y 900 que no lo eran. Ellas determinaron que los comedores quisquillosos crecieron a un ritmo normal, según el Huffington Post UK.

El equipo también analizó el estudio “Los niños de los años 90” en un intento de determinar qué causa la irritabilidad de los alimentos en los niños. Ellos determinaron que la inquietud podría estar relacionada con la edad de los niños cuando se les presenta “alimentos grumosos”, así como las actitudes de los padres hacia la nutrición de sus hijos, informó HuffPost UK. Las comidas grumosas son aquellas con trozos en ellas, o no completamente hechas puré.

Los padres que dieron a sus hijos alimentos grumosos después de los 9 meses y que informaron sentirse ansiosos acerca de las dietas de sus hijos a una edad temprana tenían más probabilidades de tener niños que comían con sutileza. De acuerdo con sus hallazgos, el 50% de los niños que comen quisquillosos tenían madres muy preocupadas por los hábitos alimenticios de sus hijos.

La introducción de alimentos grumosos a los niños puede ser difícil a veces, pero es posible. Heinz for Baby recomienda comenzar con trozos pequeños y suaves en un puré espeso, como la papa o calabaza, ya que los bultos más duros como los chícharos serán demasiado al principio y podrían representar un peligro de asfixia. Los alimentos suaves triturados, como los plátanos y el aguacate, también funcionan bien para los primeros bultos. Además de evitar la irritabilidad, Heinz informó que la masticación requerida para los pequeños bultos suaves en la comida alienta el movimiento de la lengua que facilita hablar al otro lado de la línea.

Otra buena manera de preparar alimentos abultados en la dieta de tu hijo es permitirle jugar con su comida, según Sasha Watkins, dietista registrada con experiencia en nutrición pediátrica y directora de The Food Coach Ltd, empresa de nutrición en Londres:

“Deje que su bebé juegue con su comida si lo desea. Déjelo tener un tiempo de juego desordenado lejos de la mesa. Es una buena forma de explorar la sensación de diferentes texturas con los dedos y boca. No lo desanime al meterse cosas en la boca, ya así aprende a masticar”.

Debido a los resultados del estudio, Taylor tiene tres recomendaciones para los padres: introducir alimentos abultados antes de los nueve meses, comer con su hijo y tratar de no estresarse si son quisquillosos. También afirmó que los padres deberían sentirse seguros de que “el pequeño niño selectivo con el que pueden enfrentarse hoy puede crecer con un buen peso y estatura saludables, aunque algunos pueden tener períodos de flacidez”.