La mayoría de las mujeres que intentan concebir saben que hay muchas cosas agradables que debes dejar de hacer tan pronto que te enteras de tu embarazo. Alimentos como el sushi, la carne delicatessen o el queso sin pasteurizar, por ejemplo, pueden ser riesgosos y beber alcohol definitivamente es un no. El consenso médico es que no se conoce una cantidad segura que una mujer pueda beber, sin embargo, parece que ese mensaje podría no estar llegando: un nuevo estudio ha encontrado que el trastorno del alcoholismo fetal (FASD, por sus siglas en inglés), ha sido infradiagnosticado mayormente en niños alrededor del mundo y es realmente preocupante

El estudio, publicado el martes en el Journal of the American Medical Association, fue financiado por el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de los Institutos Nacionales de Salud (NIAAA) e involucró a 6,639 niños de primer grado en Estados Unidos para el trastorno del alcoholismo fetal (FASD) entre 2010 y 2016. Y los resultados fueron sorprendentes: mientras que antes se pensaba que solo alrededor del 1% de los niños estadounidenses se veían afectados por FASD, el último estudio sugiere que la cifra es del 9.8%, casi diez veces más alta que las estimaciones originales.

Y aunque este porcentaje parezca bajo, es importante considerar que no solo significa que FASD es más común de lo que se pensaba, sino que también significa que es tan prevalente como el autismo: de acuerdo con The New York Times, el autismo afecta aproximadamente 1 en 68 niños.

Lo que es aún más significativo es que, a diferencia del autismo, FASD es completamente prevenible. Aunque tomarse una copa o dos antes de darte cuenta de que estás embarazada probablemente no ocasione que tu hijo tenga problemas permanentes con FASD, el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología, la Academia Estadounidense de Pediatría y la Academia Estadounidense de Médicos de Familia acuerdan que Las mujeres que saben que están embarazadas no deben beber en absoluto, según ABC News.

Sin embargo, parece que las mujeres no se tomaron muy en serio la recomendación durante sus embarazos, ya que a nivel mundial, no hubo una disminución en el consumo de alcohol en esta etapa. Un estudio de abril de 2017 descubrió, por ejemplo, que el 5% de las mujeres en Italia admitió haber bebido alcohol al menos una o dos veces por semana durante el embarazo, según The Huffington Post, mientras que el 4% de las británicas hizo lo mismo.

En Rusia, más de una cuarta parte de las mujeres encuestadas dijeron que bebieron durante el embarazo, aunque la mayoría dijo que solo bebieron una o dos veces. Y en 2014, un estudio de la Universidad de Copenhague en Dinamarca descubrió que los hijos de “mujeres que bebían hasta una botella de vino por mes durante el embarazo tenían resultados emocionales y de comportamiento significativamente mejores a los siete años” que los niños cuyas madres no bebían en absoluto, según The Telegraph.

A pesar de ese resultado positivo, lo cierto es que FASD puede conducir a una variedad de problemas significativos para los niños , como deficiencias de crecimiento, anomalías faciales, daños a los órganos, deficiencias neurobiológicas y problemas de comportamiento, según los NIH.

Incluso si es posible que algunas mujeres embarazadas bebieran felizmente durante todo el embarazo y dieran a luz niños sanos sin ningún tipo de problema, la posición general de expertos médicos es que beber cualquier cantidad de alcohol durante el embarazo es potencialmente inseguro. Y dado el número de niños que ahora padecen problemas relacionados con FASD que, por naturaleza, eran completamente evitables, parece un riesgo que simplemente no vale la pena.