La lactancia materna es una de las cosas más difíciles que atraviesan muchas mujeres, a veces incluso más que el embarazo o el parto. Se necesita tiempo para lograrla de manera sólida e incluso cuando lo haces y ya tienes una buena rutina, quizá de pronto puedes ver cambios en tu leche, por ejemplo, notar que es demasiado espesa o que tiene grumos. Se conoce como leche filamentosa y ocurre por esto.

Según Kelly Mom, la leche filamentosa podría ser un síntoma de dos posibles problemas mayores: conductos obstruidos o mastitis. Tanto los conductos obstruidos como la mastitis son obstáculos comunes para las madres que amamantan y ambos podrían resultar en que tu leche parezca fibrosa.

Leigh Anne O’Connor, Consultora Internacional de Lactancia Certificada por la Junta (IBCLC), dice que: “La leche filamentosa suele ser leche que ha estado estática en el pecho. Esto a menudo ocurre después de una congestión prolongada”. A menudo, sentirás algo de dolor o incomodidad antes de notar la leche fibrosa que indica que algo no está bien, pero algunas mujeres no se dan cuenta de que han tenido un conducto obstruido o mastitis.

Los conductos obstruidos y la mastitis pueden estar relacionados (a menudo, un conducto obstruido que no se cuida puede causar mastitis), pero se presentan de forma muy diferente. Lo mejor es echar un vistazo más de cerca a tus síntomas para ver cuál es el que padeces.

Como mencionó el sitio Kelly Mom, un conducto obstruido es un área del seno donde el flujo de leche está tapado. Esto puede ocurrir en el pezón (y dar como resultado una ampolla de leche), o más atrás en el seno en el sistema ductal. Un conducto obstruido generalmente aparece gradualmente y afecta solo a uno de los senos (aunque también puedes tener ambos).

Si tienes un conducto obstruido, es posible que sientas un bulto duro en el pecho que esté caliente, hinchado y adolorido al tacto. Puede sentirse más grande o más sensible antes de la alimentación y menos después de amamantar y también puedes notar una diferencia en la producción de leche en el lado afectado.

Cuando finalmente liberes esa obstrucción (a menudo una compresa caliente, mucho masaje en las manos y un amamantamiento/bombeo intencional pueden ayudar), es posible que notes leche materna fibrosa durante tu próximo bombeo. Eso es la leche espesa que quedaba en tu seno. No es inseguro para tu bebé consumirla, pero algunas personas prefieren desecharla..

La mastitis, aunque puede ser causada por un conducto de leche obstruido, también puede ser causada por bacterias que ingresan al seno (generalmente a través de una grieta o conducto que se abre en el pezón), según la Clínica Mayo. La lactancia requiere mucho aprendizaje, y una técnica deficiente a menudo puede dejar leche en el pecho y provocar una infección, que es la causa principal de la mastitis.

Si tienes mastitis, puedes notar que tu seno está muy rojo y cálido y doloroso. También puedes tener fiebre, escalofríos y sentirte agotada. La mastitis generalmente requiere tratamiento con antibióticos, por lo que es mejor que te comuniques con tu médico si sospechas que la tienes.

La mastitis también puede hacer que tu leche bombeada parezca filamentosa. Cadenas o granos de leche espesa es simplemente lo que ha estado sentado en tu pecho. Una vez más, no es dañino para el bebé consumirla, pero tirarla es tu decisión.