El mensaje “el seno es mejor” se repite en consultorios médicos, en libros para padres, en otras madres, en las redes sociales e incluso en latas de fórmula. El mensaje no es: “Dele a su bebé toda la leche materna que pueda o desee”, sino que “Debes amamantar exclusivamente durante al menos seis meses”. Ese mensaje, al parecer ha hecho que mamás que no logran la lactancia exclusiva, se sientan “menos” o “deprimidas” por no conseguirlo.
Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), solo el 22% de los bebés en los Estados Unidos son amamantados exclusivamente a los seis meses de edad. Y no es solo un problema en este país. Según la Tarjeta de puntaje de amamantamiento global de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo 23 países en el mundo reportan tasas de lactancia materna exclusiva de seis meses por encima del 60% y ni una cumple la meta del 100%.
Entonces, ¿por qué tantas madres no pueden cumplir este objetivo? ¿Es posible? Según un estudio publicado en el British Medical Journal, muchas madres encuentran que la realidad de la lactancia materna es mucho más difícil de lo que esperaban. Otro estudio encontró que los problemas de suministro de leche, el regreso al trabajo y las enfermedades infantiles y maternas son razones para dejar de amamantar o complementar con fórmula.
En la encuesta de Lanisoh sobre más de 13,000 nuevas mamás, el principal desafío para las madres en todo el mundo fue el dolor durante la lactancia. La verdad es que la lactancia exclusiva es otro ejemplo de algo que suena genial en teoría, pero que se desmorona en la realidad para tantas madres.
Para explorar cómo sucede esto, es importante examinar algunas cosas que la mayoría de la literatura sobre la lactancia materna minimiza o ignora por completo, incluidas, entre otras: algunas personas no pueden amamantar o producir suficiente leche materna, la lactancia exclusiva no es solo una cuestión de la lactancia, la lactancia es difícil.
Comencemos con el hecho de que no todas pueden producir suficiente leche materna. Según muchos libros, sitios web, organizaciones de lactancia materna, clases de lactancia y profesionales de la salud, la mayoría de las mujeres pueden amamantar y la falta de oferta es rara, y solo afecta del 1 al 5% de las personas. La estadística mencionada, sin embargo, ni siquiera es remotamente cierta. La Dra. Shannon Kelleher, investigadora de la leche humana, dijo en el sitio web themomvist.com, que entre el 10 y el 15% de las mujeres padecen un fracaso manifiesto de la lactancia, y entre el 40 y el 60% de las madres experimentan escasez.
Por supuesto, cualquiera que haya amamantado sabe que el suministro es solo una parte de la ecuación. La capacidad de una persona para amamantar, depende de muchos otros factores, incluso su salud, historial de traumas, nivel de estrés, tener el tipo de apoyo adecuado, acceso a la licencia parental, tener acceso a alimentos saludables, que tenga tiempo para amamantar o extraer leche, tenga o no otros hijos que necesiten su tiempo y atención, y tantos otros.
También debemos reconocer que los desafíos relacionados con la lactancia materna están relacionados con la depresión posparto. Hemos creado una cultura en la que las mujeres están literalmente muriendo porque no pueden amamantar, porque las madres temen que un biberón de fórmula lesione a sus bebés.
La obsesión de nuestra cultura con la lactancia exclusiva pone en riesgo a nuevas mamás y sus bebés, creando una culpabilidad y vergüenza insuperables, y haciendo que las madres sientan que están fallando, cuando en realidad no. La lactancia materna, siempre será lo mejor, pero si no se logra o no la haces al 100%, no debes sentirte mal porque pasó y simplemente hacer lo que consideres mejor para tu bebé.