La guardería puede ser algo maravilloso. Tu hijo comienza a convivir con otros niños, aprende nuevas habilidades, su sistema inmune se desarrolla mejor y su habla también mejora bastante. Pero no importa lo grande que sea, tu hijo todavía puede llorar cuando lo llevas a la escuela. Esto es bastante normal, ¿pero cuando este llanto es una bandera roja que debería angustiarte?
Elegir la guardería adecuada es realmente estresante. Tienes que equilibrar la necesidad, la distancia, el presupuesto, y el ambiente que se vive en ésta… y eso parece una tarea imposible. En su mayor parte, estos lugares trabajan duro para proporcionar a tu hijo el entorno mejor, más seguro y más amoroso posible. Pero todo el mundo ha oído las historias de horror de guarderías.
La mayoría de las veces, el llanto de tu hijo al llegar a la escuela es sólo por la ansiedad de separación y no va más allá del hecho de que los niños tienen un tiempo difícil con la permanencia de objetos y no siempre creen que regresarás por ellos.
Sin embargo, si el llanto aparece cuando recoges a tu hijo, como si al verte hubiera cierto alivio o si no te dejan entrar en cualquier momento del día en que quieras ver a tu bebé, ahí hay banderas rojas que no debes ignorar. El más mínimo rasguño o moretón, también son señales que no debes dejar pasar. Sin ser prepotente o grosera: pregunta muchas veces a las maestras a qué jugó, por qué tiene un rasguño, porque al salir lloraba.
Ten en cuenta al personal del lugar. ¿Hay muchos niños? ¿Los maestros parecen insuficientes? ¿El espacio es demasiado pequeño? ¿Cómo está la limpieza? Todas estas son razones para preocuparse y considerar.
Lo que es más importante, es tratar de hablar con tus hijos. Si tu pequeño ya platica, trata de hacer que use palabras para decirte lo que le molesta. Lo más probable es que sólo se sienta triste porque se separa de ti, pero si te dice cosas específicas que no le gustan y lo ves demasiado incómodo, entonces ese llanto te quiere decir algo más y debes confiar en tu instinto.