La percepción que tengas de tu cuerpo, influye más de lo que piensas en la que tu hija tiene del suyo. Es decir, si eres de esas mamás que se la pasan quejándose con frases como: “estoy gorda”, “me quedaron estrías” o “antes no tenía celulitis”, sólo generarás que tu hija tenga problemas de imagen o autoestima conforme crezca.
Esto se descubrió gracias a un trabajo realizado por el sitio Common Sense, uno de los más importantes dedicado a los padres en Estados Unidos. De acuerdo con ellos, las mamás tienen especial impacto en sus hijas al momento de hablar de cómo ven sus cuerpos.
Incluso es más fuerte la influencia de las madres que de lo que ven en revista y televisión. Pero si al final sumas todos esos factores, se puede desencadenar a una niña insegura, temerosa o que desde muy pequeña comience a desarrollar una aversión por lo que es un cuerpo normal y rechazar el suyo, hasta el grado de padecer enfermedades como anorexia, bulimia y hasta depresión.
Los expertos del estudio recomiendan a los padres, sobre todo a las madres, que acepten el cuerpo que tienen tras la llegada de los hijos:
“La mayoría de estos problemas vienen porque la mamá no deja de quejarse de los cambios que vivió tras la maternidad. La idea es que su autoestima esté bien, para que la de su hija o hijas también lo esté. Porque lamentablemente, este es un problema que la mayoría de las veces sólo afecta a las niñas. Por encima de cantantes o actrices y aunque no lo parezca, su primer modelo a seguir es su madre y si tienen una mamá que se ama y demuestra autoestima a pesar de un poco de panza, flacidez o estrías; serán niñas con confianza y crecerán de mejor forma”.