Cuando miras a tu hijo hacer todas las locuras que los niños hacen, es difícil imaginar que ese dulce pequeño conducirá algún día un automóvil… o será más alto que tú. Pero mientras se modifican muchas cosas en las primeras décadas de un niño, algunas nunca cambian. Por ejemplo, los psicólogos descubrieron que la personalidad de un niño realmente no cambia en los primeros años y la edad adulta.

Los niños no pasan la vida garabateando paredes y sacándose los mocos (o eso esperamos), pero dos estudios de Kings College, Londres, y la Universidad Riverside, California analizaron rasgos de personalidad específicos exhibidos por niños pequeños y los compararon con los temperamentos que tenían al crecer. En ambos casos, hubo cambios pequeños; los niños tímidos no se volvieron extrovertidos, y viceversa. “Creemos que la personalidad reside en nosotros”, dijo el coautor del estudio Christopher Nave a la revista Social Psychological and Personality Science.

Estos son los rasgos que investigadores encontraron que se transmitan desde los primeros años hasta la edad adulta:

1 Habladores:
Según el estudio de California, que también involucró a investigadores de la Universidad de Oregón, los adultos que hablaban demasiado como niños tenían más probabilidades de continuar hablando bien y de estar interesados ​​en asuntos intelectuales. También tendían a ser un tanto mandones. En el otro extremo de la escala, los niños con fluidez verbal baja crecieron hasta convertirse en adultos socialmente incómodos que se daban por vencidos cuando las cosas se ponían difíciles.

2 Actitud relajada ante la vida:
Los niños que fueron evaluados como más adaptables a las nuevas situaciones crecieron hasta ser alegres y verbales en la mediana edad, hallaron los investigadores de California. Los niños a los que les resultaba difícil adaptarse eran más negativos y pedían ayuda con más frecuencia como adultos.

3 Impulsivos:
Investigadores británicos, que trabajan con psicólogos de la Universidad de Wisconsin, descubrieron que los niños de 3 años categorizados como más impulsivos se convirtieron en adultos jóvenes propensos a la tensión y la ansiedad. El estudio de California/Oregon afirmó que los niños menos impulsivos tenían más probabilidades de tener miedo e inseguridad cuando crecían.

4 Humildes:
Los investigadores de California/Oregon notaron que los niños pequeños que tendían a “minimizarse a sí mismos”, o humildes y que no se exhibían, continuaron siendo así a lo largo en la etapa adulta. Como adultos, también fueron más autocríticos y se sintieron más culpables que los hombres y mujeres que eran menos humildes cuando eran niños.

5 Confianza:
Ambos estudios encontraron que los niños que tenían una confianza natural y actitud extrovertida se aferraban a esos rasgos como adultos. Además, un estudio a largo plazo de Escocia descubrió que niños con alta autoestima y confianza en sí mismos eran más sanos como adultos que los de baja autoestima. Además las personas con una autoimagen positiva están más motivadas para mantener hábitos saludables como ejercicio y una buena dieta.

Pero antes de que te preocupes de que tu tímido niño crezca y sea poco sociable, no olvides que los niños son producto de su educación y de sus genes. Innumerables estudios, incluido uno reciente de Brasil, afirman que los niños criados con respeto, apoyo emocional y límites claros son más propensos a desarrollar habilidades sociales positivas.