Vacunar o no vacunar, esa es la pregunta detrás de un acalorado debate entre los padres de todo el mundo. Con el fin de motivar a los que se oponen, también conocidos como anti-vacunas, Australia está imponiendo multas a los padres 40 dólares (aproximadamente 800 pesos) al mes por no vacunar a sus hijos.

Desde la semana pasada, los australianos que no vacunen a sus hijos deberán pagar 28 dólares australianos, el equivalente a 20 dólares gringos, dos veces al mes por cada uno de sus hijos que no haya sido vacunado, según Paternal. El ministro de Servicios Sociales del país, Dan Tehan, anunció la tarifa, indicando que las familias podrían perder hasta 737 dólares australianos, o 544 americanos por niño durante todo el año, según The Independent.

Tehan explicó en su declaración que las multas se deben en parte a un descubrimiento del parlamento australiano de que el número de niños que permanecen sin vacunar debido a la objeción de los padres aumentó del 0,23% en diciembre de 1999 al 1,77% en diciembre de 2014, según Fatherly. Continuó explicando que el cambio de política fue en el mejor interés de los niños. “La inmunización es la forma más segura de proteger a los niños de enfermedades prevenibles por vacunación”, dijo. “Los padres que no inmunizan a sus hijos ponen en riesgo a sus propios hijos y también a los hijos de otras personas”.

No son todas las tarifas, sin embargo. El Dr. Tony Bartone, vicepresidente de la Asociación Médica de Australia, dijo a CNN que también hay beneficios:

“En primer lugar, los pacientes en las escalas de ingresos más bajos obtienen algunos reembolsos adicionales de impuestos familiares si han mantenido a su hijo al día con sus diversas vacunas”.

Al igual que aquí, Australia también requiere que los niños se vacunen antes de que puedan inscribirse en centros de cuidado infantil y preescolares, dijo Bartone. La nueva política parece estar funcionando. El Departamento de Servicios Sociales de Australia informó que, dado que se puso en marcha en enero de 2016, más de 210,000 familias han vacunado a sus hijos para cumplir con los requisitos.

A pesar de las tarifas y los requisitos, Bartone dijo a CNN que “hay una pequeña proporción, aproximadamente del 1 al 2%, que aún se niega a vacunar”. Esto a menudo se debe a información engañosa proveniente de sitios web y grupos de activistas. Pero cuando el número de personas no vacunadas aumenta en lugares específicos, la inmunidad colectiva falla. “Esto permitirá/permitiría que infecciones crezcan e incluso dar lugar a pequeñas epidemias regionales”, Bartone dijo a CNN.

Peter McIntyre, un pediatra del Centro Nacional de Investigación y Vigilancia de Inmunización, dijo a The Guardian que las consecuencias involuntarias de la política podrían dañar a los niños:

“No poder asistir a la escuela o a la guardería; un niño que pierde oportunidades de educación y que su exposición a socializar esté restringida debido a la decisión de los padres, es algo que no queremos que suceda. Podría ser un éxito en términos de aumentar las tasas de vacunación, pero se deben monitorear las consecuencias no deseadas”.

Aunque algunos creen que la decisión de vacunar o no a los niños debe ser solo de los padres, el gobierno de Australia está tomando medidas enérgicas contra esta idea, con el objetivo de aumentar sus cifras de vacunación y proteger más niños.