El apapacho es quizá lo mejor de la vida posparto. De alguna manera, cuando estás agotada en los primeros meses como mamá y sientes que no tienes idea de lo que haces, los apapachos de bebé hacen que todo valga la pena. A la mayoría de los bebés les encanta acurrucarse y si observas de cerca notarás las muchas maneras en que tu bebé trata de decirte que es hora de apapacharlo.

Llorarán, lo que romperá tu corazón pero será el mensaje claro de que necesitan tu calidez y comodidad. Luego está la forma en que sus pequeños ojos se iluminan cuando finalmente pueden enfocarse en ti desde el otro lado de la habitación.

Muy pronto descubrirás que no tienes que ser experta en bebés para saber cuándo el tuyo quiere apapacho. Encuentran formas de enviar ese mensaje alto y claro, que incluye lo siguiente:

Lloran:
La mayoría de las veces que los bebés lloran es porque quieren a su mamá. No creas que dándoles ese cariño cada vez que lloran los estás malcriando, al contrario, les das paz y mayor amor hacia ti.

Se duermen en tu pecho:
Hay algo sobre un bebé que se queda dormido en el pecho que se siente bien. Todo lo demás que sucede en tu mundo simplemente se te olvida. Se relajan al sonido de los latidos de tu corazón y con el sonido de tu respiración.

Tienen que tocarte para quedarse dormidos:
Muchos pequeños solo se quedan dormidos si los abrazabas, los meces o te acurrucas con ellos. Así que si tu hijo es así, aprovecha los momentos, después nunca regresarán.

Te sonríen:
Cuando tu bebé te sonríe, crea una conexión sin igual. Sus ojos comienzan a enfocarse, y tan pronto como pueden verte, sonríen, y sabes que no hay nada que prefieran hacer que acurrucarte.

Te dejan abrazarlos:
Desde el momento en que buscas el contacto con ellos, tus pequeños casi se lanzan a tus brazos. El abrazo es el mayor indicador de apapacho que un niño puede darte. ¡Aprovéchalo!

Dicen “mamá”:
La primera vez que escuchas esta palabra salir de sus bocas, seguro casi te hace llorar. Pero después es un gran indicador que tu hijo te necesita. A veces la escucharás tanto que quizá te desespere, pero vale la pena siempre acudir a saber qué es lo que tu hijo necesita y darle el cariño que le haga falta en ese momento.