Estadísticas recientes han demostrado que las tasas de depresión y ansiedad aumentan entre los jóvenes del mundo. Más y más adolescentes son diagnosticados y tratados por trastornos mentales que en el pasado. Pero nuevas investigaciones alarmantes también han revelado que hay más niños que tienen pensamientos o deseos de suicidio. Y ese número sigue aumentando.

Un estudio reciente publicado en la revista Pediatrics encontró que el número de niños hospitalizados por pensamientos de suicidio o intentos de suicidio casi se duplicó entre 2008 y 2015, según NPR. Investigadores de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee analizaron los datos de 49 hospitales de niños en Estados Unidos y descubrieron casi 116,000 visitas entre niños de 5 a 17 años de edad por conductas relacionadas con el suicidio durante siete años, informó NPR.

El autor principal, Gregory Plemmons, pediatra e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, dice que lo que llamó su atención fue la prevalencia generalizada.

“Nos sorprendió que este es un problema en todas partes. No había área que no se viera afectada”.

Otro aspecto sorprendente de sus hallazgos, dice Plemmons, fue la asociación entre el número de visitas al hospital y el momento durante el año escolar. Al examinar los datos, su equipo de investigación descubrió una curiosa tendencia estacional: las tasas de hospitalización por pensamientos o intentos de suicidio alcanzaron su punto máximo a mediados del otoño y mediados de la primavera, respectivamente, según NPR. Pero el número de visitas se redujo en el verano, cuando los niños no van a la escuela durante al menos tres meses.

Plemmons dice que este patrón refleja el creciente estrés que soportan los estudiantes para cumplir con los estándares más elevados que les imponen sus familias y maestros.

Es probable que una variedad de influencias externas, desde la intimidación a las redes sociales, sea lo que impulse el repunte de las tasas, aunque indirectamente. La relación entre estos factores y el comportamiento relacionado con el suicidio es compleja, sin embargo. La intimidación o el uso de las redes sociales, por ejemplo, a menudo se citan “en términos de la intersección entre esos temas y el suicidio”, dice Phyllis Alongi, directora clínica de The Society for the Prevention of Teen Suicide.

Los padres pueden tomar una serie de medidas preventivas y proactivas para mejorar la salud mental de sus hijos. Alogni recomienda reducir el uso de las redes sociales y el tiempo de pantalla lo más posible, y alentar la interacción social a través de actividades comunitarias, deportes y similares. Los padres también deben educarse sobre las señales de advertencia de la depresión y el suicidio, tales como retirarse de sus amigos, cambios drásticos en el sueño y el apetito, expresar desesperanza sobre el futuro y hablar sobre suicidios, entre otros.

Pero, sobre todo, los padres deben mantener conversaciones abiertas y honestas con sus hijos sobre salud mental. Podría ser tan simple como pedirle a tu hijo que te cuente su día, o tan complejo como escuchar que piensa autolesionarse y suicidarse.