La mayoría de los padres saben que no deben dejar que sus hijos se chupen el dedo, ¿pero por qué no? ¿Es realmente muy malo que lo hagan o es una exageración de generaciones antiguas?

Según el dentista de Virginia, el Dr. Jonathan Wong, es completamente natural que un niño tome la succión de el dedo como una forma de estimulación oral, ya que es efectiva para aliviar el estrés y crear una sensación de confort. Sin embargo, Wong explica: “Los hábitos orales que persisten más allá de una edad razonable pueden tener efectos duraderos en el crecimiento y desarrollo de la cara, labios y dientes del niño”.

“La succión del pulgar puede causar un estrechamiento de la mandíbula y el paladar superior, un alto paladar abovedado, protrusión o abocinamiento de los dientes superiores, incompetencia labial (labios que no se unen en reposo), crecimiento atrofiado de la mandíbula superior, mordida abierta anterior (donde los dientes frontales tienen un espacio abierto entre los conjuntos superior e inferior cuando están cerrados) y la falta de espacio para los dientes de un adulto, lo que requiere un costoso trabajo de ortodoncia para corregirlo”, recalca el Dr. Wong.

Intervenir antes de que un niño comience a perder sus dientes de leche es de suma importancia, dice Benjamin Lawlor, dentista que practica en Portland, Maine. “Las repercusiones de chuparse el dedo pueden perseguir a una persona en su vida adulta.” La mayoría de los niños abandonan el hábito entre los 5 y 6 años debido a la presión social y el aumento de la vida social.

“Hay una gran cantidad de fuerza aplicada a la mandíbula durante la succión del pulgar”, explica Lawlor, “tanto del movimiento de succión como de la presión del pulgar en los dientes frontales superiores. Cuando los dientes adultos entran, cualquier fuerza aplicada hasta la mandíbula superior causará cambios permanentes. Después del desarrollo, las correcciones en el posicionamiento pueden ser más difíciles de lograr y no son ideales”.

El dentista londinense Dr. Ron Baise agrega que, además de los daños estructurales, existen otros riesgos asociados con una sobremordida producida por la succión prolongada del pulgar que a menudo no se consideran, como dientes astillados, impedimentos del habla y baja autoestima. Además, Baise dice que los niños pueden desarrollar una preferencia por la respiración por la boca que reseca la boca y conduce a dientes manchados, la enfermedad de encías y las caries, y se ha asociado con la apnea del sueño más adelante en la vida.

Entonces, si tienes un chupador de dedo en casa, ¿se ha perdido toda esperanza? Definitivamente no. Los expertos coinciden en que la intervención temprana es clave y, si se actúa antes del kínder, la mayoría de los casos de succión del pulgar se pueden corregir y los cambios esqueléticos son mínimos. “Los padres deben alentar a sus hijos a dejar de chuparse el dedo lo antes posible”.

Tan reconfortante como chupar el dedo pulgar podría ser para un niño, los padres proactivos pueden encontrar medios alternativos para proporcionar la sensación de seguridad que necesitan. Romper el hábito no es fácil, así que prepárate para brindarle a tu pequeño mucho amor, paciencia y uno que otro premio.