Cuando has recorrido una vida puedes entender el sentido de ella, entender que no somos nada con respecto a decidir cuál es nuestro aprendizaje y a la vez somos todo porque se requiere de nosotras para lograrlo.

Hay momentos de revisión en el recorrido y seguimos sin entender los porqué, nos cuesta en ocasiones seguir, pero hay algo mucho más fuerte que la ignorancia del propósito de nuestra vida y es que aún seguimos levantándonos por la mañana; un fuerte indicador de que hay cosas por hacer.

Cuando se es joven y estás sujeta a las mil ocupaciones del día, es difícil detenernos y elevar el espíritu para fundirnos en la sabiduría de la vida, por lo general ninguno de nosotros tenemos tiempo, el ser mama lo complica aún más y nuestro momento mágico es contemplar la mirada de nuestro hijos que nos dice dulcemente sin esperar respuestas “Sigue adelante, mami”, “No te rindas”, y es ahí donde una fuerza indescriptible fortalece el corazón y no hay obstáculo que nos detenga para continuar.

Mas al llegar la noche y todo está en silencio vuelven las preguntas y la de más conciencia es: “ Qué tengo que aprender”, la más mundana “ Por qué a mí” y los ojos se nos cierran de cansancio lo cual se agradece en estos momentos, de lo contrario no dormiríamos esperando una respuesta que solo llega con cada día.

Si tú crees que eres la única que ha vivido momentos difíciles aunque es bien conocido que no es así, te confirmo que no es así, más estos son los que en verdad contribuyen a nuestro crecimiento, nos vuelven más humanas, más vulnerables, y nos elevan a la oración, a entender que hay un plan divino para todo y para todos.

Sin duda la experiencia de la vida que tenemos las que llevamos unos años de camino nos da la certeza de que todo es perfecto, más nos toca a nosotras entender el proceso de las más jóvenes y decirles con muchísimo amor: “Todo es perfecto” y aunque tu mente se resista a creerlo, acude a tu corazón, el sí sabe que es así, enciende el amor para cada momento del día, la sonrisa para cada decepción, la paz para cada contrariedad y la fe en que todo pasará.

Durante mi vida, siempre quise que alguien me dijera esto, y aunque en ese momento no lo entendiera, el escucharlo me hubiera hecho bien, es por eso que hoy escribo sobre esto, para que alguien que esté pasando por una situación complicada lo reciba como un mensaje de una mujer que tuvo las mismas inquietudes y preguntas de la vida y que hoy entiende perfectamente el proceso, con paz, agradecimiento de cada experiencia y plenitud.

El camino es hermoso, no te detengas en las piedras, que las flores son más bellas, no cuestiones los colores; cada uno es perfecto, no te canses al ir de prisa; disfruta paso a paso porque en la quietud está la riqueza, no tienes que hacer nada, solo observa y disfruta de la belleza que hay en todo lo que tus ojos ven y tu corazón puede sentir, expándete en amor y cubre tu entorno porque de esta manera impregnarás con tu esencia la vida de los que amas y eso jamás lo olvidarán.

Aunque no te conozca, recibe un abrazo amoroso de una mujer que entiende tu proceso de vida, y que hoy te dice “No estás sola”. Infinita luz de amor para ti.