Cuando estaba embarazada, una de las “preocupaciones” que de repente pasaba por mi mente era que tal vez la relación con mi esposo no iba a ser igual, de tanto que escuchaba la típica frase “todo cambia, tus prioridades serán otras”.

La verdad es que sí cambian muchas cosas, pero no necesariamente para mal y de hecho en nuestro caso, el tener un hijo nos unió aún más. Uno de los factores que ayudó, fue el hecho de que los dos estuvimos de acuerdo desde el principio en que el tiempo en pareja es preciado y que siempre debíamos darnos ese tiempo para únicamente dedicarlo a nosotros. Fue un acuerdo que ha resultado ser muy sano y nos ha llevado a valorarnos y reconectarnos muchísimo.

El tener hijos jamás tendrá que ser sinónimo de distanciarte de tu pareja. Cuando se proponen a dedicarse ese tiempo en pareja, se recuerdan a sí mismos lo importante que son el uno para el otro, valoran y disfrutan de la compañía de su pareja.

Recientemente, ya que nuestra hija está un poco más grandecita, mi esposo y yo decidimos hacer un viaje de fin de año solos. Al principio, a los dos nos costó, pues estamos tan acostumbrados a estar con la beba todo el tiempo. La verdad si fue difícil dejarla e irnos, pero al final no podemos negar que nos divertimos muchísimo y nos dimos cuenta de lo bien que nos hizo el estar solos por unos días.

A algunas mamás nos cuesta más que a otras desprendernos aunque se trate de un par de días de nuestros hijos, y si te identificas con esto que acabo de mencionar, no te preocupes que es totalmente normal. Sin embargo es más sano crear un balance en tu vida, recordar que – como bien dicen – los hijos son prestados… es decir, ellos algún día van a crecer, van a seguir su vida, van a escoger una pareja y la van a hacer su prioridad. Mientras tanto, tú te quedas sin tu “prioridad” y cuando volteas a ver a tu pareja (si es que sigue ahí) ya no la reconoces.

Así que, no sientas culpa de darte ese tiempo de pareja, SOLOS. Diviértete, reconecta con tu pareja, síganse conociendo, sigan conociendo lugares nuevos juntos, sigan creando recuerdos… que al fin y al cabo, no hay mejor y más sano regalo para los hijos, que ver a sus papás felices y plenos.

¿Y qué pasa si no tengo pareja?

¡Entonces dedícate ese tiempo a ti! Qué maravilla poder reconectar contigo misma también y tener ese tiempo para dedicártelo a ti misma, a disfrutar de tu tiempo sola, viajar, y ¿por qué no? conocer a alguien.

Nos nos olvidemos de que ser mamás no es sinónimo de perder nuestra identidad y vida.

Y recordemos, repito: que no hay mejor y más sano regalo para los hijos que ver a sus padres felices, plenos y con vida. Así que a vivir la vida y enseñarle a nuestros hijos, con el ejemplo, ¡que la vida está hecha para disfrutarse!