Es muy común encontrar andaderas en  lugares donde venden artículos para bebés, pero es todavía más común encontrarte con gente que dice “La andadera es buenísima, te permite estar ocupada mientras tu bebé se desplaza por si mismo y aprende a caminar más rápido” ésta es una creencia totalmente falsa y a continuación te lo voy a explicar porque.

Las andaderas fueron creadas con el propósito de ayudar a caminar a personas que no lograrían hacerlo por sí mismas o necesitarán un apoyo para moverse, principalmente debido a un retraso en su desarrollo, fue tanta su popularidad que perdió su propósito y comenzaron a venderse como dispositivos para aprender a caminar y ayudar a los niños a moverse. Pero hoy años más tarde se han realizado varias investigaciones, llegando a la conclusión de que no son una buena herramienta, resaltando que estos aparatos no solo aumentan el riesgo de accidentes y lesiones graves, sino que retrasan el desarrollo del niño, forzándolo a tener posturas y movimientos antinaturales, prolongando su aprendizaje.

El desarrollo motor va de la mano con el desarrollo neurológico o mental; el bebé primero se arrastra, luego se sienta, gatea y por ultimo camina, fortaleciendo sus músculos durante todo este proceso para logar sostener su cuerpo erguido, al mismo tiempo va registrando obstáculos encontrados en su camino para evitarlos en situaciones posteriores. Éste ciclo se rompe con las andaderas, provocando una mayor probabilidad de accidentes ya que su mente no sabe como coordinar o reaccionar.

En distintos países como Brasil y Canadá esta prohibido tanto su venta como su importación, debido a los grandes riesgos que provocan, lo natural es no enseñar al niño a caminar con las piernas abiertas, pero la andadera al no ser ergonómica  hace que él se desplace en esta posición. La separación exagerada de las piernas y el uso de forma constante y por largos periodos de tiempo, puede llegar a provocar deformidad en los huesos.

Otras razones por las cuales no colocar a tu bebé en una andadera son:

  • No son ergonómicos ya que provoca estar colgado con una parte de su peso corporal recayendo en sus genitales y otra sobre los dedos.
  • Genera una falta de percepción que retrasa el aprendizaje natural.
  • Los músculos que se utilizan en una andadera no son los mismos que se necesitan para caminar.
  • Falta de equilibrio para sostener todo el cuerpo, provocando caídas más constantes.
  • Promueve el caminar de puntillas, provocando tensión en los músculos del pie, problemas de tobillos y pantorrillas.
  • Limita las oportunidades de explorar el entorno, de desarrollar la creatividad y capacidad de aprender a resolver problemas por si mismo, madurando su experiencia.
  • Acerca al niño a peligros contantes, dando la posibilidad de caer de frente, jalar objetos, empujarlos y llegar a lugares sin protección.

Muchos papás utilizan las andaderas como una manera de mantener entretenidos a sus hijos y existen otras opciones más seguras y efectivas para hacerlo sin poner en riesgo el desarrollo y la seguridad de tu niño. Lo mejor es colocarlo en el piso sobre un tapete con juguetes a su alrededor para que explore, gire, se siente, se levante y si llegará a caerse por que perdió el equilibrio, no se haga daño. Lo más importante es que le brindes la seguridad que él necesita, que juegues y lo acompañes en éste y todos sus procesos de manera divertida y segura.