El trabajo de parto de cada mujer es diferente y depende de muchos factores. Es común que después de platicar con amigas o familiares que ya han tenido hijo, te preguntes: ¿Tendré un parto rápido? ¿Cuánto tiempo voy a pujar? ¿Y si es cesárea? O… ¿Es cierto que puedo vomitar durante el trabajo de parto?

Y aunque no lo creas, vomitar durante el parto es más común de lo que piensas.

Hay varias razones por las que puedes vomitar durante el parto y una de ellas tiene que ver con la aplicación de la famosa epidural. Las epidurales aumentan la probabilidad de hipotensión, que significa la caída repentina en la presión arterial, lo cual a su vez ocasiona la aparición de náuseas y muchas veces vómitos.

También, si comiste poco tiempo antes del parto, es probable que ésta se regrese en el momento de entrar en labor. Esto se debe a que la digestión tiende a detenerse mientras estás trabajando. Por lo cual, en la mayoría de los casos, se recomienda que en los días cercanos a tu parto, trates de comer lo más ligero posible.

Incluso si no te pusieron la epidural, todavía podrías vomitar durante el parto simplemente por la intensidad del dolor que estás experimentando.

Según la American Pregnancy Association (APA), hay tres fases del parto: el trabajo temprano, el trabajo activo y la transición. La transición es la más dura de esas, ya que el cuello uterino generalmente se dilata los últimos centímetros en este momento. Como señaló la APA, las contracciones durante la fase de transición son largas e intensas, y pueden ser acompañadas por escalofríos, náuseas y vómitos. Aunque la transición es ardua, también significa que estás muy cerca de dar a luz a tu bebé.

Si sientes ganas de vomitar durante el trabajo de parto, pídele a la enfermera o persona de apoyo que te dé un balde para hacerlo. El vómito puede ser una parte muy normal del proceso de parto y si hablas lo suficientemente pronto (y sólo si tú quieres), es posible que te proporcionen medicamentos para ayudar a que la náusea disminuya.