Si creían que la mayoría de la salud del bebé se basa en la madre, un nuevo estudio del Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental en Australia, reveló que los padres que se ejercitan de manera constante ayudan a que sus hijos tengan un mejor desarrollo emocional.

Dicho desarrollo, se traduce en niños con menos miedo y ansiedad, lo cual ayudaría a después criar adultos con mayor facilidad para aspirar a una vida exitosa.

El estudio se realizó con base en ratones blancos, mismos que la ciencia ha utilizado por las similitudes con el cerebro de los humanos. Se analizaron las reacciones de crías nacidas de machos que habían hecho ejercicio antes y durante el embarazo de la hembra; y se compararon con otras cuyos padres llevaban vidas de sedentarismo. En ambos casos las madres no se ejercitaban.

Las crías de los primeros, se manifestaron con facilidad para suprimir malos recuerdos desde temprana edad, mismos que posteriormente pueden causar miedos. También aparecieron con bajos o nulos niveles de ansiedad, los cuales se mantuvieron en la edad adulta.

Mientras que las otras crías, resultaron cobardes y ansiosos ante los estímulos externos. De acuerdo con el profesor Anthony Hannan de dicho instituto, los resultados del estudio pueden ser aún mejores si la mamá también se ejercita.

“Con esto comprobamos de una vez que no sólo es importante que la madre tenga una buena salud antes del embarazo, sino también el padre. La información genética contenida en el esperma del padre refleja su estilo de vida”, explicó el científico.

“Esto nos revela grandes implicaciones de la salud pública actual; al parecer tenemos epidemias crónicas de altos niveles crónicos de estrés en la sociedad, actitudes de sedentarismo, falta de ejercicio y dietas pobres”, concluyó.

El estudio completo se puede consultar en el sitio Transnational Psychiatry.