La sabiduría popular (impulsada por las recomendaciones de organizaciones de salud muy respetadas), ha dictado por mucho tiempo que las mujeres deben reducir su consumo de pescado durante el embarazo.

El razonamiento de esto, como la mayoría de las mujeres que han tenido un bebé probablemente sabe, es que el mercurio presente en esta comida tiene el potencial de obstaculizar el desarrollo neurológico saludable en los bebés.

Pero en realidad, estar embarazada no significa necesariamente que las mujeres tienen que renunciar a un atún a la mexicana o un caldo de camarón. De hecho, los funcionarios de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) actuales creen que las mujeres embarazadas deben comer más pescado en lugar de evitarlo.

Según informó el sitio Slate, 12 expertos que están o han estado afiliados a la FDA, solicitaron formalmente el jueves que la administración cambie sus actuales directrices, sugiriendo que las mujeres embarazadas coman entre 200 y 400 gramos de pescado por semana.

La nueva recomendación se puso en marcha en enero y argumenta que el mercurio encontrado en el pescado de las primeras investigaciones, no es de las especies comunes que todos consumimos.

En los nuevos resultados, se encontró que comer cantidades normales de pescado se ha asociado con mayor Coeficiente Intelectual y otros beneficios neurológicos.

Aunado a esto, el sitio Live Science informó en febrero de 2016 que investigadores de España habían descubierto que los hijos de madres que comían tres o cuatro porciones de pescado a la semana durante el embarazo, tenían un coeficiente intelectual 2.8% más alto que las madres que no lo hacían.

A través de este y otros estudios similares, los científicos se dieron cuenta de que los ácidos grasos omega-3, son en realidad cruciales para el crecimiento y desarrollo del cerebro del bebé.