Tienes que saber que chuparse el dedo no se trata de una conducta genética, hereditaria ni patológica. Si no es todo eso entonces, ¿de qué se trata? Es una esencia o mejor dicho un reflejo innato que permite la alimentación el cual provoca placer y que con el paso del tiempo puede tomar o no otros matices.

De acuerdo a Graciela Cerruti licenciada en psicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez  es una “necesidad fisiológica de comer se le suma el placer de la succión que permite descargar tensiones y que provoca un plus de bienestar en el niño”. De igual forma el pediatra Marcos Mercado asegura  que “los bebés necesitan de la succión para alimentarse, para conocer su cuerpo y el mundo externo así como también es un patrón innato de autoconsuelo”.

Muchos padres persiguen al menor para evitar que se lo chupe, incluso muchos casos extremos en los que ya mayores los niños lo siguen haciendo y los papás buscan que deje de hacerlo, sin embargo, cada uno tiene su proceso.

La psicóloga Cerruti aconseja distraer al niño sin hacer mención de la conducta: “si hablamos del dedo es como decir no pienses en un elefante rosa o no rompas el jarrón –lo va a pensar y lo va a romper- porque el sólo hecho de mencionarlo refuerza el comportamiento y le da mayor entidad. Lo que debemos hacer es descargar de sentido la conducta”.

Aunque muchos padres lo ven mal es solo una “cuestión que no se resuelve diciéndole que no lo hagas, sino que la mejor opción es distraerlo con otra cosa, proponerle una actividad alternativa para que se entretenga y no se aburra”, asegura Mercado.

Aquí algunas recomendaciones:

  1. Averiguar para que lo hace o por qué. Puede que esté cansado, tenga hambre o le pase algo.
  2. Para sustituirlo habla mucho con él.
  3. Quizás pueda utilizar la respiración para relajarse, busca maneras de distraerlo.
  4. Aumentar la confianza en sí mismo y no le afecten tanto la situación por la que pasa.
  5. Utiliza la motivación y el empoderamiento, para que reconozca sus logros.
  6. Tener mucha paciencia.
  7. Confiar en él, es algo que se nota aunque no utilicemos las palabras.

¿Afecta en la ortodoncia?

De acuerdo al doctor Mercado aseguró que  décadas atrás realizaron estudios en el Hospital Infantil de Boston con tres grupos de pequeños: “algunos que se chupaban el dedo, otros que usaban chupete y unos más que no tenían ninguna de estas dos conductas. Había pocas diferencias entre unos y otros respecto de necesitar a futuro tratamientos de ortodoncia”.